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La innovación y la eficiencia, el ADN de Repsol

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Este mes de noviembre, la Oil and Gas Climate Initiative (OGCI), donde se aglutinan aquellas compañías, entre las que se encuentra Repsol, que representan una quinta parte de la producción mundial de petró- leo y gas, anunciaba que realizará una inversión de 1.000 millones de dólares durante los próximos diez años para desarrollar y acelerar la implantación comercial de tecnologías innovadoras de reducción de emisiones. Esta iniciativa internacional tiene el objetivo desde su origen –en el año 2014, tras la reunión anual del World Economic Forum– de catalizar acciones prácticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.

Para Repsol, pertenecer a la OGCI supone ser una de las empresas más destacadas que contribuyen a la solución del cambio climático, algo que ya se ha demostrado gracias a su capacidad para invertir en innovación y tecnología, así como para impulsar la eficiencia energética. Las petroleras involucradas en esta iniciativa han logrado ya reducir en torno a un 25 por ciento sus emisiones desde el año 2005 y entre los objetivos marcados proponen también utilizar el gas como tecnología de transición y para reducir la utilización de otros combustibles fósiles. Además, apuestan por la innovación tecnológica para luchar contra el cambio climático.

Como señala el grupo Repsol en su Plan de Sostenibilidad de 2016, un sector como el petrolero, que requiere la realización de actividades extractivas o industriales en grandes instalaciones, ha de prestar una especial atención a la prevención o minimización de los impactos que su actividad puede ocasionar. De esta manera, la compañía española –que el próximo año cumplirá sus 30 años de vida, y 20 desde su privatización– desarrolla una serie de acciones relacionadas con el medio ambiente que responden a expectativas sociales que atañan a la prevención, el uso sostenible de los recursos, la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad. Así, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, reafirmó durante la presentación del Plan Estratégico 2016-2020 un compromiso que la energética ya inició en el pasado 2014, dando el pistoletazo de salida a un Plan de Energía y Carbono con el que pretende reducir sus emisiones de CO2 en un 13 por ciento en el periodo comprendido entre 2014 y 2020.

Como explica el gerente de Gestión de la Energía de Repsol, Antonio López Rodríguez, la meta del plan 2014-2020 “es medioambiental, pero también busca disminuir el consumo de energía, que en las refinerías supone más del 60 por ciento del gasto operativo total. Todo lo que mejoremos ahí incrementa la competitividad de nuestras instalaciones”.

Una empresa reconocida por su interés por la sostenibilidad

El nuevo modelo de estación de servicio que la compañía Repsol inauguró en Madrid en el año 2011 se hizo el año pasado con el galardón al mejor proyecto de responsabilidad corporativa que entrega la revista ‘Petroleum Economist’. Este premio, que se sumaba al certificado otorgado por BREEAM, supone todo un reconocimiento al interés del grupo por la sostenibilidad. En los últimos años, de entre todas las acciones relacionadas con el cuidado del medio ambiente llevadas a cabo por Repsol, caben destacar las iniciativas del megacampo de gas de Margarita, en el sur de Bolivia. Allí, se ha adoptado la certificación ISO 14064-1 del inventario de emisiones de Gases de Efecto Invernadero. También se ha implantado una metodología para recuperar el gas que se genera en la fase de pruebas cuando se abre un pozo de gas nuevo y canalizarlo a las instalaciones de la planta.

Numerosos desafíos

En esta estrategia de eficiencia energética, común a todos los negocios, el grueso de las acciones recae sobre las áreas de Refino y Química, que representan más del 80 por ciento de las emisiones totales de la compañía, seguidas por el Upstream (Exploración y Producción) con un 14 por ciento. Sin embargo, las áreas comercial y corporativa no alcanzan el 1 por ciento de su consumo energético. De esta manera, la compañía anunció una completa sustitución de los equipos de sus refinerías y plantas químicas, apostando por otras tecnologías más eficientes, concretamente, sistemas eléctricos. También se han impulsado las integraciones energéticas entre unidades –para reducir el consumo a través de la recuperación de calor– y se ha optimizado la limpieza de equipos. Estas medidas se suman a otras anteriores que también han contribuido a reducir las emisiones. Así, Repsol cambió de combustible, de fueló- leo a gas natural.

“La sociedad se enfrenta actualmente a numerosos desafíos ambientales que abarcan desde problemas globales como el cambio climático o el agotamiento de los recursos naturales hasta otros de naturaleza local que, no obstante, pueden suponer un impacto muy intenso en el entorno donde se producen”, explica Repsol en su Plan de Sostenibilidad 2016. En él, la compañía también refleja su interés por el reciclaje y la reutilización de los envases de lubricantes, la mejora de la gestión de residuos y la optimización del uso del agua. Repsol también tiene un especial interés en desarrollar campañas de concienciación.

Así, este año, han impulsado iniciativas como la realización del curso Excelencia en Operaciones y Sostenibilidad (EOS) –con el objetivo de fomentar la cultura y el liderazgo en seguridad y medio ambiente– y ha vuelto a desarrollar el Fondo de Emprendedores, llevado a cabo desde hace cinco años. Esta última acción favorece proyectos empresariales innovadores en el campo de la energía que ofrezcan un uso responsable de la misma y soluciones en materia de ahorro. Desde Repsol, apuestan también por un trabajo de sensibilización que abarque a toda la compañía, desde los directivos a los colaboradores. Además, la empresa ha sido pionera en la aplicación de la ISO 50.001, el estándar internacional más aceptado para homologar los sistemas de gestión de la energía. Su refinería de A Coruña fue la primera del mundo en certificarse bajo esta norma.

Innovación de referencia

El grupo tiene especial interés en invertir en proyectos I+D que supongan una mejora de la eficiencia y la sostenibilidad. De ahí que en el año 2002, la compañía inaugurase, en la localidad madrileña de Móstoles, su Centro de Tecnología, unificando los cuatro centros de investigación que tenía hasta el momento repartidos por España. En estas instalaciones, punteras en Europa, se llevan a cabo proyectos estratégicos que buscan satisfacer las necesidades energéticas tanto presentes como futuras, consiguiendo sistemas más eficientes y sostenibles con el entorno.

Un conjunto de más de 300 científicos e investigadores trabajan en el Centro de Tecnología Repsol y, a través de varias herramientas y metodologías, comparten y aplican las tecnologías desarrolladas en las distintas áreas de negocio de la compañía. Todas estas acciones demuestran una vez más que la labor de investigación y desarrollo ha sido una constante en su trayectoria. Al igual que el proyecto de ampliación de la refinería de Cartagena, que lo ejemplifica a la perfección. Finalizado en el año 2011, tras una inversión de 3.262 millones de euros, este proyecto, que tuvo en cuenta importantes criterios de mejora ambiental, supuso la mayor inversión industrial de la historia de España. Su objetivo era modernizar la refinería para ampliar su capacidad y así poder atender a la demanda necesaria de combustibles en nuestro país. Entre las diferentes medidas que Repsol ha implementado para mejorar el desempeño ambiental en dicha refinería se puede destacar la gestión eficiente del consumo de agua, un bien escaso en esa zona de España.

Los planes anuales de ahorro de agua que desarrolla Repsol en dicho centro, entre los cinco más eficientes de Europa, permiten reutilizar aproximadamente el 80 por ciento del total de agua captada. Esta refinería es, además, una de las primeras en Europa que captura CO2, lo que la convierte en un referente del sector; y dispone de un Centro de Visitas ideado para concienciar de la importancia que tiene hacer un uso responsable de la energía.

Edificar con compromisorepsol2

Ya en el año 2011, el grupo Repsol inauguró en Madrid la que era la primera estación de servicio del mundo certificada por BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology), el método líder internacional de evaluación y certificación de sostenibilidad de edificios. La estación, que también se caracterizaba por ser pionera en la adecuación de su oferta y espacio a clientes con movilidad reducida, se construyó siguiendo una serie de parámetros de ecoarquitectura, entre los que se encuentran la utilización de diferentes materiales reciclados.

Por ejemplo, en la fabricación de las paredes interiores se utilizaron más de 7.000 periódicos reciclados y se empleó lana de oveja como aislante. El mobiliario de la tienda, además, reutilizaba plásticos y virutas de madera. Pero más allá de sus materiales, esta estación de servicio puede presumir de una rigurosa gestión medioambiental. Así, la construcción cuenta con una iluminación 100 por cien LED que, además de no requerir mantenimiento y tener una vida útil de más de diez años, reduce el consumo energético en un 80 por ciento. Sistemas similares de ahorro de energía presenta el Campus Repsol, situado en Madrid e inaugurado en el año 2012. Este lugar, convertido en todo un símbolo corporativo, es –según fuentes de la compañía– “un reflejo del compromiso de Repsol con las personas, la sociedad y el planeta”

Así, al cumplir con los principios medioambientales más notables, el centro obtuvo el certificado LEED Platino, el reconocimiento más importante en sostenibilidad de edificios que otorga la asociación Green Building Council. Para la evaluación de esta certificación se estudian diferentes aspectos, entre los que se encuentran la sostenibilidad de la parcela, las facilidades de uso de medios de transporte ecoeficientes o el empleo de diferentes materiales reciclados. En total, el Campus Repsol, ubicado en el número 44 de la madrileña calle Méndez Álvaro, cuenta con una superficie construida de 123.000 m2, aglutina cuatro edificios que forman un claustro alrededor de un gran jardín central, que cuenta con 100 árboles autóctonos. El objetivo que inspiró su diseño, obra del arquitecto Rafael de LaHoz, fue la comunicación, el encuentro y el intercambio entre las 4.000 personas que trabajan en sus instalaciones.

 

Fuente: El Economista Extra

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