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El coche del futuro dialogará con la ciudad inteligente

Por unos entornos urbanos más sostenibles

La construcción de ciudades más sostenibles y con una mejor calidad del aire es una tarea que implica a todos los sectores de actividad. En materia de movilidad, es preciso avanzar hacia un sistema basado en el transporte público y vehículos más eficientes que tienen su máxima expresión en los coches eléctricos. La industria del automóvil está trabajando e invirtiendo intensivamente en la creación de nuevos vehículos y tecnologías. Algunas ya se pueden ver por las calles, como los vehículos híbridos o las primeras generaciones de eléctricos, que cada vez irán evolucionando con mayor rapidez. Es tarea de la Administración seguir reforzando la red urbana de puntos de recarga y fomentar la instalación de enchufes en los aparcamientos privados.

EFICIENCIA E INTERCONEXIÓN

El coche del futuro dialogará con la ciudad inteligente

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La ciudad inteligente utiliza la tecnología para prestar los servicios urbanos de forma más sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En base a esta definición, el transporte en el marco de una smart city debe replantearse por completo, dejando atrás la concepción individual para proporcionar soluciones colectivas e interactuar con su entorno. Y esto no solo significa promover un transporte público más eficiente, sino también impulsar un cambio progresivo para que el parque móvil deje atrás los antiguos hábitos y empiece a abrazar el que debe ser el coche del futuro: eléctrico, conectado y autónomo. Según lo que se pudo ver en el estand de Volkswagen del pasado Salón del Automóvil de París, celebrado en septiembre, esta nueva generación de vehículos está mucho más cerca de lo que parece.

Ya no es una novedad afirmar que la electricidad (y mejor si es producida de forma limpia) es la alternativa mejor posicionada en la búsqueda de vehículos eficientes. En el terreno automovilístico, los motores eléctricos son una realidad que ya se puede ver en las calles. La cuestión clave, ahora, es ir incrementando la autonomía de los vehículos entre recarga y recarga. El último modelo presentado por la marca alemana, el I.D., que llegará al mercado en el 2020 y marcará el inicio de una nueva era en cuanto a los vehículos eléctricos de la compañía, puede recorrer distancias de 400 a 600 kilómetros con una sola carga de la batería. Esto implica cero emisiones y un rendimiento casi silencioso (en ambos casos, factores clave para incrementar la calidad de vida de un entorno urbano). Además, a través de un sistema de carga rápida, la batería se recarga al 80% en 30 minutos y existen dos formas de carga: por cable o mediante un sistema inductivo en el que simplemente hay que aparcar encima de unos puntos de carga

 

INTERACCIÓN. Pero lo que realmente supone un avance en el concepto smart es lo que se define como el coche conectado, capaz de establecer un diálogo a través de una red de sensores con el entorno urbano, cosa que permitirá gestionar mejor el tráfico y encontrar nuevas soluciones a través del análisis del big data (el sector automovilístico está generando ya un volumen de datos de 438.000 GB al año), pero también pequeños detalles que facilitan la vida del conductor, como consultar el estado del tráfico en cada momento y de forma pormenorizada, averiguar dónde se encuentra una plaza de aparcamiento libre o recibir información de las distintas infraestructuras y señales de tráfico. Se calcula que en el 2020, la quinta parte del parque móvil mundial ya incorporará algún tipo de conectividad, lo que suponen cerca de 220 millones de coches conectados.

El automóvil será capaz, de esta forma, de establecer un diálogo con su entorno, con las personas (el I.D. identifica al conductor a través de su smartphone y adapta de forma automática las configuraciones individuales) y también con otros vehículos. El departamento de I+D de Volkswagen está volcado en este último apartado, que supone un paso adelante no solo en materia de gestión del tráfico, sino también de seguridad vial. Por ejemplo, los automóviles podrán comunicar las situaciones peligrosas que detecten en las inmediaciones, como que ha saltado el airbag de un coche cercano o que otro vehículo se ha saltado un semáforo en rojo.

En una segunda etapa de desarrollo de esta comunicación car to car, se deben superar los mecanismos de información actual basados en radares o cámaras para pasar a una monitorización total del entorno, convirtiendo el coche en un sensor de 360 grados, que proporciona información sobre los coches o infraestructuras viarias situados a su alrededor. Esto permite, por ejemplo, recibir información sobre las dimensiones de los vehículos con los que podría haber una potencial colisión, para preparar así los sistemas del propio coche para minimizar el incidente.

La tercera fase de desarrollo implica utilizar la información recibida a través de los sensores ópticos tanto de otros vehículos como de las infraestructuras urbanas para mejorar la percepción del entorno, perfeccionar la asistencia a la conducción y, en última instancia, permitir la conducción autónoma. En ese sentido, el I.D. será el primer Volkswagen que pueda circular de forma autónoma (a partir del 2025), activándose simplemente pulsando levemente durante tres segundos el logotipo VW situado en el volante. Entonces, cambia la iluminación, el volante se sumerge en el salpicadero y el I.D. Pilot toma el mando. Gracias a los cuatro sensores láser situados en el techo, el vehículo detecta otros usuarios de la vía pública, además de recibir el apoyo de sensores ultrasónicos, sensores de radar, las cámaras Area View laterales y una cámara frontal. Al mismo tiempo, a través de la conexión con la nube se registran permanentemente los datos sobre el tráfico, que se comparan con los datos del vehículo.

 

UN CAMBIO EN MARCHA.  Así es como será el coche de la smart city y cómo contribuirá a crear un entorno más sostenible, eficiente y confortable. Será eléctrico, por lo que se rebajarán las emisiones y la contaminación acústica; estará plenamente conectado con su entorno y otros vehículos, lo que posibilitará una mejor gestión del tráfico y un incremento de la seguridad; y podrá conducirse de forma autónoma, lo que supone una revolución en la forma de entender el coche y eliminará los accidentes frutos de errores humanos. Un cambio que ya está en marcha, porque existe la tecnología necesaria, pero que debe acelerarse para hacer frente a diversos hechos. En primer lugar, que el 67% de la población mundial (2.500 millones de personas) vivirá en ciudades en el 2050, según las previsiones de Naciones Unidas, lo que comportará una complejidad sin precedentes en la gestión de personas e infraestructuras. Y, en segundo, que el cambio climático requiere soluciones inmediatas y eficaces para evitar las consecuencias negativas del incremento de la temperatura mundial. El coche inteligente, bien integrado en la smart city, puede ser una herramienta clave para establecer las bases de la solución.

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                                    TRES EJES

  1. La autonomía crece hasta alcanzar entre 400 y 600 kilómetros con una única carga de la batería
  2. El automóvil pasa a intercambiar información con las infraestructuras y otros vehículos
  3. El modelo I.D. de la compañía alemana tendrá una función de piloto automáticoen el 2025

 

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