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Un emeritense patenta una estufa redonda para sustituir los braseros

Como muchas familias extremeñas, el emeritense Jenaro Osorio hasta hace poco paliaba el frío de parte de su hogar en invierno con un brasero eléctrico. Una fuente de calor que introducía en su pertinente tarima, y que siempre estaba rodeada de una falda de camilla. Una imagen costumbrista a la par de peligrosa que todavía pervive en muchos domicilios del país.

Jenaro tiene tres hijos y, estando un día en casa con ellos, se dio cuenta de que la situación se volvía peligrosa al temer que estos podían meter los pies en el brasero y prender sus zapatillas de estar por casa.

«De hecho, con el temor de dejar algún día el brasero encendido cuando nos íbamos a acostar o salíamos de casa, conecté este a una lamparita para que cuando esta se apagara, el brasero también», explica.

El momento en el que Jenaro se dio cuenta de que corrían peligro utilizando el brasero eléctrico, fue cuando le regaló a sus hijos un perro, uno de una raza que tiene mucho pelo. «El perro se metía debajo de la falda de la camilla buscando el calor. Fue cuando entendí que corríamos mucho peligro, ya que si se prendía su pelo el fuego se extendería por toda la casa».

Así que después de quitarlo, empezó a idear una nueva fuente de calor para calentar el salón. Manteniendo la tarima donde se sustentaba el brasero, Jenaro midió su diámetro y se dio cuenta de que en ese hueco no cabía, por ejemplo, un radiador de aceite.

Entonces fue cuando se le ocurrió crear y patentar uno con forma circular para ajustarlo al hueco de la tarima. «Para meter un radiador de estas características, me he dado cuenta de que, como máximo, puede ser de siete elementos de calefacción y una potencia de unos 700 watios. Si lo hago circular, puede acoger más de 14 de estos elementos y se le puede dar más watios. Al ser de la forma de la tarima también queda más estético», explica.

La parte burocrática
La idea que tenía en la cabeza la plasmó en un papel. Hizo algunos dibujos y bocetos que presentó a una empresa de Madrid, que fue la que presentó su invento a la oficina de patentes. «Lo vieron viable, me aceptaron y me dieron la correspondiente certificación».

Jenaro explica que en estos momentos está esperando que se desatasque la parte burocrática para comenzar a vender y comercializar su invento. «Estoy en contacto con fabricantes europeos para ver si podemos darle salida al mercado a este artilugio».

Explica que el primer año tiene la patente a nivel mundial. Cuando pase el año, o vuelve a pagar un importe para seguir manteniéndola a nivel mundial o pasaría a ser de rango nacional. «Lo que no quiero es que me cumpla el año para no tener que pagar este importe, ya que me interesa que este artículo se comercialice a nivel mundial».

Le gustaría en este sentido que algún empresario se interesara por este invento y poder comenzar a fabricarlo cuanto antes para evitar incendios causados por los braseros eléctricos, que en invierno son muchos. «Yo conocía la mujer que murió hace unos días en Mérida a causa de un fuego provocado por un brasero y eso me impulsa a buscar cuanto antes a personas que estén interesados en hacer este invento realidad», indica.

Por eso, en esta fase del proceso se dedica a ponerse en contacto con empresas a través de Internet para mandarles la memoria del proyecto a ver si a alguna le interesa esta fuente de calor y se empieza a fabricar y comercializar.

Aparte de esta estufa redonda, Jenaro confiesa que tiene otras ideas en mente para patentar, pero que no puede desvelar para que nadie le pise la idea.

Fuente:HOY.es
Por: M. Ángeles Morcillo

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